lunes, 1 de diciembre de 2008

La Señora come moscas

Una señora vieja, muy vieja se tragó una mosca mientras dormía con la boca abierta en su mecedora.
Dentro de su estomago, la mosca creció y creió y se hizo vieja en unos pocos días.
De todo esto la vieja no pudo enterarse porque seguía dormida. Cuando despertó, la mosca quería ya irse a buscar otro lugar para vivir, pero la vieja tenía ahora la boca cerrada.
Así que esperó unas horas más para que la señora se volviera a dormir a pierna suleta y volviera a suceder.
Pero no pasó nada.
La vieja fue al cine, y se mantuvo atenta a la película, sólo abría la boca para comer palomitas o tomar refresco.
Después la viejita caminó en el parque y dio de comer a los pájaros las pocas palomitas que quedaron en la bolsa. Y la mosca esperó paciente.
Cuando regresó a su casa, cansada después de cocinar y de comer y hacer el aseo, se sentó a ver la tele en su silla.
En ese momento se durmió profundamente, pero la mosca, cansada de tanto esperar y de vagar de ahí para allá en el estómago, se durmió también y perdió la oportunidad.
Al día siguietne conoció a más moscas que como ella se habían metido al cuerpo. Eran muchas, estaban contentas ahí adentro, pero ya querían buscar otros aires.
Como ella, habían tratado de salir antes, pero justo cuando se dirigían por la garganta, la viejita siempre se despertaba dejandolas sin oportunidad de salir. O cuando por fin se dormían, las moscas también tenían sueño, pues aunque no lo crean, las moscas también duermen.
Al día siguiente planearon su gran fuga. Habían decidido permanecer en vela toda la noche no importara lo cansada que estuvieran. Si alguna de ellas intentaba dormirse se daban codazos entre ellas para despertarse unas a otras.
Cuando por fin se durmió, las moscas salieron disparadas. Todas escaparon menos una, que llegó en el mismo momento que el nieto que la despertó a empujones sólo para decirle:

- Abuelita, no duermas con la boca abierta que se te meten las moscas.

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