jueves, 24 de abril de 2008

La Señora Boca Grande

La señora Boca Grande tenía la boca tan grande que le daba la vuelta a toda la cara.
Cuando se reía su cabeza casi se partía en dos. La parte de arriba parecía siempre que se le iba a caer, pero se la acomodaba con las manos cuando no había otro remedio.
Lo malo es que a la pobre señora boca grande le encantaba contar chistes y reírse a todo pulmón.
Imaginen los problemas de equilibrar sus enormes risotadas y de mantener la compostura con todo y su boca.
Un día la señora boca grande, hastiada de lastimarse el cuello cada pequeña sonrisa decidió que un médico debía corregir semejante atrocidad.
La cirugía plástica duró muchas horas. Los médicos tuvieron que cortar gran parte de su boca y gastar mucho hilo para coser las heridas.
El resultado fue un éxito.
La señora Boca Grande salió de la sala de operaciones con una boca pequeñísima y con el pulgar levantado hacia arriba, le dijo sus amigos que todo había salido bien.
Cuando la sangre se secó, las heridas cicatrizaron, la boca había quedado tan chica que la ex Señora Boca Grande pensó que era tan ridícula como antes.
Tan inútil y pequeña que no podía comer. El pollo tenía que triturarlo para metérselo en la boca y comía fideo por fideo para no atragantarse.
Su antigua simpatía se había esfumado.. Sus risas nunca más se escucharon y no podía contar cuentos, ni chistes, ni gastar bromas a nadie. Qué aburridas son las bocas pequeñas.
Así que tuvo que regresar con el cirujano para hacer una operación que de agrandamiento de boca. Ahora mismo está en etapa de recuperación.

La Rata Gata

Todos han visto y conocen a las ratas.
Son pequeñas, negras, grises o blancas.
Mordisquean la basura. Asustan a las señoras. Hacen gritar a los comensales cuando se meten a los restaurantes. Muerden si alguien quiere hacerles daño. Hacen ruidos muy agudos. Se mueven rápido, muy rápido.
Pero nadie ha visto a una rata que maulle. Hnasta hoy.
Es pequeña, es rápida y mordisquea la basura como los gatos, sube a las azoteas con la habilidad de un felino, tiene las garras afiladas como un gato, cuando se ve amenazada se levanta curvando el cuerpo hacia arriba, sus pelos se erizan, como hacen ¡¡los gatos!!!.
A diferencia de las otras ratas, esta rata no asusta tanto a las señoras, ni provoca gestos de rechazo cuando se acerca a las mesas de los restaurantes.
Las señoras le dan comida, para gatos obvio, y la invitan a pasar a su casa.
Los gatos de verdad se confunden cuando ven a esta rata-gata. Creen que tiene problemas de identidad. Problemas graves. O quizás sea superior a todos los de su raza y merece un respeto especial porque se trata de una gata rata respetada entre las ratas, los gatos y también los humanos.
Como sea tenía popularidad, aunque sabía que algún día pronto terminaría.
Un grupo de gatos y gatas le dijeron que ya estaba bien. Que la broma había sido buena, pero que no podía andar por ahí en la calle caminando como una gata sin afrontar las consecuencias.
La rociaron con agua, la corretearon diez calles, la arañaron por todo el cuerpo, le dieron de tomar leche agria, hasta que la rata gata se rindió y juró ser de ahora en adelante una rata-rata.
Un mes después, me contó una gata, la rata ya ladraba a las palomas, comía huesos y juraba ser el mejor amigo del hombre.